Una residencia que se rodea a si misma y se convierte en la tapia que separa el exterior urbano de la vida en torno al jardín de la residencia.
El programa se encuentra a medio camino entre hotel y hospital, buscando la comodidad y privacidad de la vivienda individual y a la vez la tranquilidad y servicios de una vida en comunidad.
El edificio responde a las exigencias de ese programa adoptando la forma de un gusano, un cuerpo único y claro formado por la agregación de unidades independientes, con una clara expresión formal en fachada


Las áreas comunes han sido trabajadas con materiales bactericidas y tienen un claro sentido del lujo, desdibujando los encuentros y las aristas gracias a la luminosidad deslumbrante de los planos blancos. Queda preguntarse si sería la solución más adecuada para el usuario, un espacio demasiado inmaterial y difícil de percibir para ancianos cuya vista no esté en las mejores condiciones.






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